Una noche cualquiera,
de un día cualquiera,
tomaré tu mano para
juntos entrar al
laberinto de lo incierto.
Y como dos extraños
que se extrañan,
avanzar sin miedo
hacia ese no-lugar del
final de nuestra vidas.
Y sólo allí soltaré tu mano
y tú soltarás la mía.
En esa muerte cualquiera.