Con ocasión de mi muerte,
llegaré a ti un segundo,
eterno en tu mirada,
y me sentirás como siempre,
en ese instante sereno;
y como una travesura,
me colaré en ti un ratito,
sólo lo justo y suficiente,
para nunca abandonarte.
Con ocasión de mi muerte,
llegaré a ti un segundo,
eterno en tu mirada,
y me sentirás como siempre,
en ese instante sereno;
y como una travesura,
me colaré en ti un ratito,
sólo lo justo y suficiente,
para nunca abandonarte.