Quería sentir bajo sus pies la cancha de fútbol que tanto cansancio arrancó de su cuerpo infantil, sangre de sus rodillas y velocidad al desbordar por la punta izquierda. ¿Vivirían aún en la población sus amigos de entonces?
Ansioso, bajó de la micro. Le resultó familiar el aire, no así esa mole de cemento, bajo cuyos cimientos yacían sepultados sus gritos de gol.
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