Consejo:
Al menos una vez en la vida preguntarse, con las dos manos en el corazón, de manera precisa y necesaria: ¿Vivo la vida que quiero vivir?
Si la respuesta es sí, felicitaciones al afortunado.
Si es no, la puerta es ancha.
Consejo:
Al menos una vez en la vida preguntarse, con las dos manos en el corazón, de manera precisa y necesaria: ¿Vivo la vida que quiero vivir?
Si la respuesta es sí, felicitaciones al afortunado.
Si es no, la puerta es ancha.